martes, 8 de febrero de 2011

Historia de amor 3

Alberto era el típico adolescente con acné en el que las chicas solo se fijaban si tenían que pedir los deberes o si tenían que hacer un trabajo. Alberto esta locamente enamorado de Laura, pero Laura solo se fijaba en lo guapos que eran todo aquel chico que pasaba por su lado. Alberto la quería, pero la quería bien, no solo le quería por el interés como ella. Los dos eran grandes amigos y Alberto le contaba todo lo que quería a una chica (por no decirla que era ella) y ella le decía que la chica a la que amaba de esa manera, que era una chica muy afortunada. Él le dijo que cada vez que miraba a la chica se imaginaba el fututo con ella, que cada vez que pasa por su lado y la olía, su olor le recordaba a un bonito día de primavera, que cada vez que le saludaba, era la persona más feliz del mundo, también le dijo que era capaz de morir por ella, que por su cumpleaños le regalaría una rosa, una rosa que plantaría tiempo antes y que la cuidaría como si fuese ella, le dijo esto y muchas cosas más. Pero luego, cuando le dijo que era ella, no quiso saber nada de él. Al cabo de los años, cuando a Laura le dieron un montón de palizas y de golpes en el amor, y siempre había alguna pega, o es demasiado estirado o no tiene futuro, se quejaba por todo.  Alberto había vivido maravillosas aventuras con chicas impresionantes, y además estaba mucho más guapo. Laura hacía mucho tiempo que no veía a Alberto, y cuando se encontraron en la biblioteca, empezó a pensar todas aquellas cosas maravillosas que era capaz de hacer por ella, y se dio cuenta de que nadie nunca en la vida (en lo que llevaba de vida) la habían amado de esa manera. Día tras día, Laura se fue enamorando poco a poco de él, pero un día se lo dijo, Alberto, no era muy partidario de dar calabazas a la gente y mucho menos lo haría por rencor, pero estaba con una persona maravillosa, por fin había encontrado aquello que buscaba. Laura se fue muy triste, pero no por el hecho de que estuviese con alguien, sino por qué no se dio cuenta de todo esto mucho antes, por qué cuando él la amaba, ella solo pensaba en sí misma. Y llego a la conclusión de que deseamos todo aquello que no tenemos y que cuando lo tenemos no lo valoramos.

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