martes, 14 de junio de 2011

¡Regalos!

Era la celebración de mi aniversario, un año más vieja. Lo celebré el día de antes.  Y cuando vinieron todos a mi casa sentí como si fuese especial para ellos, me regalaron un pegote de cosas, más de las que me esperaba, supongo que me habré portado bien con ellos; y lo único que pensé fue que el mejor regalo que me habían hecho habían sido ellos mismos. Llegó la noche, y Daniel en ningún momento me dejó estar triste y me abrazaba y me intentaba besar, pero no tenía ánimos de nada, lo único que pude hacer fue contárselo a él y a una muy buena amiga.
A la mañana siguiente otro montón de regalos por parte de mi familia, el que más me gusto fue un regalo de mi hermana, un hermoso reloj de color fucsia. Daniel me dijo que había perdido un regalo que tenía, pero no me importó, le dije que ya sabía cuál era el regalo que yo quería; por la tarde era el cumpleaños de un amigo nuestro y nos fuimos a hablar un momento y me dijiste que de lo único que estabas seguro era de que no querías verme con otro tío y que la única manera de eso era estando conmigo. Siempre sabes cómo hacer que me sienta la persona más feliz y más afortunada del universo.
Por otra parte, cuando estaba mal por él, había otra persona Erik, hacia tres años que no hablaba con él, pero nunca olvidaré aquellas conversaciones de verano cuando miraba las estrellas. Llegas y me dices que me quieres mucho que te conceda el deseo de conocerme, que nunca me vas a olvidar, que te de una oportunidad, que si no es conmigo quieres buscar a una chica que sea igual que yo. Y volviste con tu ex y me dices que me quieres, y ya es tarde, volvió él y siguió cogiendo lo que era suyo. Y me dices que estás mal porque de lo despacio que querías ir conmigo para hacerlo bien me has perdido. Y yo ya no sé qué pensar.
Lo único que tengo claro es que quiero, perdón que amo a Daniel, todo lo demás es un enorme lio de pensamientos.

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