Puede que repita una y otra vez las mismas cosas, antes era solo el corazón, ahora creo que está afectando hasta a mis órganos vitales. Todos mis músculos se paralizan, no encuentran ningún motivo por el cual seguir su labor, solo aquellos que lo realizan de manera involuntaria siguen haciéndolo… Esa desgana hacia todo lo que me rodea, hasta la cosa que más me levantaba el ánimo no consigue tener importancia. Lo único que me da miedo es volver a recaer en ese estado, donde hasta las cosas vitales dejan de ser necesarias, donde salir no tiene ningún sentido puesto k no hay nada por lo que salir y que ni eso consigue que salgas de la rutina ni dejes de pensar. Hasta el hecho de estar aquí escribiendo se me hace extraño, e inútil, nadie quien lo lea va a hacer nada por mí, ni preguntarme ni ayudarme, parece ser que piensan que no merezco estar bien, pero bueno tampoco les necesito, sinceramente prefiero estar sola que mal acompañada, prefiero tener tres personas que son de verdad, que no a diez que hacen bulto…
Diría que he vuelto a llegar al punto de no tener ganas ni de vivir, pero no se me olvido aquello que aprendí, yo no soy nadie para quitar la vida a otra persona y mucho menos si es la mía. Sé que muchos piensan que esto es solo un estado pasajero que encontrare algo por lo cual seguir adelante, y supongo k algo de esperanza en ello queda en mi… pero jamás he llegado hasta este punto, hasta que las cosas por las que sonrío o me hacían feliz me importen una mierda, incluso las personas que me llevan a ello.
Me hace mucha gracia cuando la gente intenta convencerme a mí de lo que dicen es real cuando sus actos demuestran lo contrario, no se dan cuenta de que lo único que están haciendo es engañarse a sí mismo. Las palabras se las lleva el viento como dice el refrán, lo único que prevalece en el corazón son los hechos. Otra cosa que jamás entenderé de la gente es esa facilidad que tienen al decirte ponte en mi lugar, cuando ya lo he hecho y son ellos los que no se ponen en mi lugar. Nadie se pone en mi lugar como si yo no tuviese los mismos derechos que ellos o fuese inferior o como toda mi vida lo he hecho como que dan por supuesto que tengo que hacerlo; y al igual que con esto con todas las cosas que hago. Cada vez me voy dando más cuenta que o una de dos, o las demás personas van en contra o soy marciana. Y siempre pienso que soy yo la marciana puesto que si en una autopista van todos en la misma dirección y soy yo la única que va en sentido contrario, seré yo y no ellos; pero bueno supongo que todo dependerá de los ojos con que lo mires o mejor dicho de quien lo mire.
Estoy escribiendo con tal desgana que empecé sin saber lo que iba a poner y termino sin saber lo que he dicho, como en las cartas de amor, pero con el sentimiento contrario, y no el desamor, porque cuando escribes una carta es porque quieres que permanezca esa sensación de plenitud, satisfacción, esa euforia cada vez que leas la carta o para que quien la lea sepa lo que sientes; y ahora no es para saber lo bien que estoy sino lo mal que me encuentro, probablemente no vuelva a leer lo que he puesto, porque añadiría mil cosas más y porque no me hace falta leerlo para saber cómo me siento, simplemente con vivir cada segundo mi vida, esa sensación recorre cada poro de mi piel.
Diría que he vuelto a llegar al punto de no tener ganas ni de vivir, pero no se me olvido aquello que aprendí, yo no soy nadie para quitar la vida a otra persona y mucho menos si es la mía. Sé que muchos piensan que esto es solo un estado pasajero que encontrare algo por lo cual seguir adelante, y supongo k algo de esperanza en ello queda en mi… pero jamás he llegado hasta este punto, hasta que las cosas por las que sonrío o me hacían feliz me importen una mierda, incluso las personas que me llevan a ello.
Me hace mucha gracia cuando la gente intenta convencerme a mí de lo que dicen es real cuando sus actos demuestran lo contrario, no se dan cuenta de que lo único que están haciendo es engañarse a sí mismo. Las palabras se las lleva el viento como dice el refrán, lo único que prevalece en el corazón son los hechos. Otra cosa que jamás entenderé de la gente es esa facilidad que tienen al decirte ponte en mi lugar, cuando ya lo he hecho y son ellos los que no se ponen en mi lugar. Nadie se pone en mi lugar como si yo no tuviese los mismos derechos que ellos o fuese inferior o como toda mi vida lo he hecho como que dan por supuesto que tengo que hacerlo; y al igual que con esto con todas las cosas que hago. Cada vez me voy dando más cuenta que o una de dos, o las demás personas van en contra o soy marciana. Y siempre pienso que soy yo la marciana puesto que si en una autopista van todos en la misma dirección y soy yo la única que va en sentido contrario, seré yo y no ellos; pero bueno supongo que todo dependerá de los ojos con que lo mires o mejor dicho de quien lo mire.
Estoy escribiendo con tal desgana que empecé sin saber lo que iba a poner y termino sin saber lo que he dicho, como en las cartas de amor, pero con el sentimiento contrario, y no el desamor, porque cuando escribes una carta es porque quieres que permanezca esa sensación de plenitud, satisfacción, esa euforia cada vez que leas la carta o para que quien la lea sepa lo que sientes; y ahora no es para saber lo bien que estoy sino lo mal que me encuentro, probablemente no vuelva a leer lo que he puesto, porque añadiría mil cosas más y porque no me hace falta leerlo para saber cómo me siento, simplemente con vivir cada segundo mi vida, esa sensación recorre cada poro de mi piel.